sábado, 10 de abril de 2010

Bonasso, Tenembaun y Castro


Una sala llena, notablemente llena, una trescientas personas, tal vez más, y eso, en Paraná, es decir una bocha. Discutíamos con Verónica, mi compañera de aventuras, qué venía a escuchar esa gente, a TN o a Bonasso, por quién hinchaban, esas cosas. Entonces apareció Bonasso, todos aplaudieron, luego Tenembaun, lo mismo, pero el aplauso se cerró ubicándolo en el primer puesto del aplausómentro, por lejos, a Nelson Castro (el doctor, el del programa Desde el Chato, que sale por TN, me tradujo Vero).
No es un mal panel para escuchar hablar de periodismo y política, no en este momento político, eso pensé. En el peor de los casos una excelente cátedra sobre cinismo. La actividad de 678 en la plaza primero de mayo, manifestándose a favor de la ley de medios, ese mismo día y hora, con menos de la mitad de la convocatoria en cuestión, no tenía mucho más para decir.
Nuestras dudas acerca de qué atraía a más de trescientas personas en la Sala Mayo, se disiparon, para nuestro disgusto, con la ovación a Nelson. Si sos el último en llegar y cuando aparcés te ovacionan, sos la estrella. Eso lo sabe hasta Nazarena Vélez.
Debo reconocer que una de las razones que me entusiasmaron en un principio del gobierno de Kirchner, fue la presencia de Bonasso, casi tanto como la de Madres y Abuelas. Mi entusiasmo continúa, más no Miguel. Los tres panelistas coincidieron en que el de los Kirchner es un poder que atenta contra el periodismo; que todo el tiempo está tratando de deslegitimarlos, haciéndose la víctima; que nunca antes la prensa fue tan complaciente con el poder de turno; que la búsqueda de la verdad; que el periodista de investigación, arriesgado y valiente, como Majul, que vendió muchísimo; que Néstor y 678 no miden; que el periodista independiente y que la mar en coche, me cansé, me dieron ganas de preguntar, no de preguntar, de decir algo, que se yo. Que vas a preguntar? Me dijo Verónica, no se le contesté. Levanté la mano, mientras ella me decía bajito toda una serie de preguntas que podía hacer: silencio en la sala, una mujer joven se acercaba por el largo pasillo con el micrófono en la mano y yo como el boludo que soy, cada vez más nervioso. Era la primera pregunta, la que abre la ronda, la que rompe el hielo y yo sabiendo que este era el penal donde la tiraba afuera, de puntín y dándole al suelo, que la hinchada se me venía encima y que lo peor que podía pasar era que nada de eso sucediera. Tenembaum contestó, enojado, nos explicó que el Grupo Clarín no es en realidad un monopolio, que peor monopolio es el del gobierno, con canal siete, c5n, el diario el argentino, y la radio de Madres, entre otros, que en todo caso lo que había era “un bipolio”(sic). Quería aclararle que en Paraná, no a todos les llegan esas señales, ni ese diario, que en todo caso radio mitre se escucha por dos fm que se pusieron a competir como repetidoras con programación de am y una estructura técnica y periodística de primer nivel contra las fm paranaenses, con programación local, como para partir de una base realista, pero no pude, así son las charlas obvio, una pregunta y listo. La tribuna aplaudía y asentía con la paliza enconada de Tenembaun, qué se creían? Que yo la ganaba? Bonasso, se fue al carajo hablándonos de los griegos y el contrapoder en la historia, hasta llegar a Quevedo, tratando tal vez de morigerar la respuesta de Ernesto, a quien se ve, aprecia mucho, también habló del periodista independiente. Un poco eso me pareció la actitud de Miguel, lejana, de cierto guiño evasivo, digamos, lamentable. Nelson Castro, que no es aquél ni este, no tiene problemas, él forma parte de uno de los poderes de esta sociedad, sabe que es un monopolio, no le molesta, es su ambiente, además del sueldo, lo hace por convencimiento con una forma de pensamiento, una forma de vida. A Ernesto le molesta, se da cuenta. O no, no sé.

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